Por Jonás Berea (http://yoestoyalapuerta.blogspot.com/)
Publicado también en Café Hispano y traducido al inglés en Spectrum.
La Iglesia Adventista
del Séptimo Día ha venido expresando de forma oficial su valoración sobre
diferentes cuestiones de naturaleza social, incluso política, mediante declaraciones
oficiales, bien procedentes de la Asociación General,
bien de alguna de las divisiones o de las uniones de la iglesia.
Si hay un tema que preocupa hoy a los españoles, y a gran
parte de la humanidad, es la grave crisis económica que estamos sufriendo en
muchos países del mundo. Dadas las enormes implicaciones éticas, y por tanto
espirituales, de este fenómeno, sería interesante que la iglesia, en alguno de
los niveles administrativos mencionados, se hubiera pronunciado oficialmente
sobre él. En este sentido, los evangélicos
españoles han publicado en los últimos meses algunos documentos que nos
pueden servir de inspiración.
En junio de 2012 Protestante Digital informaba sobre el
documento “Ante el rescate del sistema financiero español”, emitido por la Alianza Evangélica Española (AEE). El medio evangélico
destaca cómo «desde hace ya varios años la Alianza Evangélica
Española ha roto esa idea de que la ética cristiana se ciñe a cuestiones de
ética sexual, o como mucho de cierto sentido de obra social. A través de su
grupo de participación en la vida pública ha emitido desde una perspectiva o
cosmovisión bíblica informes y comunicados sobre diversas cuestiones de ética,
política y justicia social». El documento exige al gobierno español transparencia
respecto al posible rescate financiero que enfrenta España: «Los gobernantes
ejercen su función por delegación y, por tanto, tienen la obligación moral y
política de rendir cuentas pormenorizadamente a la ciudadanía, informando con
veracidad; no es una opción ni un gesto; es una obligación».
Destacando las raíces protestantes de los sistemas de equilibrio y control por
parte de los poderes del estado, defiende que «de Europa no sólo debemos traer
los dineros del rescate, sino también los mejores hábitos de los países con
mayor tradición democrática, los de cultura protestante; en el caso actual
debemos importar el hábito de la pormenorizada y frecuente rendición de cuentas».
Este documento, sobre el que con fortuna informaba el servicio de noticias de la Unión Adventista Española, se sumaba a una larga lista de
comunicados
oficiales de la AEE sobre cuestiones sociopolíticas. Entre ellos destacaré
el más reciente, sobre el proyecto
de instalación de Eurovegas en Madrid (ver en ANN).
En él, los dirigentes evangélicos señalan que «la instalación de un complejo centrado en el juego basándose en el
número de puestos de trabajo que creará y en el dinero que moverá es una visión
a corto plazo, que generará más consecuencias negativas que los beneficios que
traerá». Más adelante dicen (añado negritas): «Antes de aceptar los ingresos de
este tipo de negocio (pocos para la mayoría de nosotros, ya que vienen con la
pretensión de ser un paraíso fiscal para sus beneficios por un mínimo de 10
años) hay que considerar los costos»; y a continuación señalan los gastos en seguridad
pública, en degradación del entorno natural y, especialmente, en términos de
salud pública y de familias afectadas
por la ludopatía, el alcoholismo y las drogas; «realmente los únicos que
sacan verdaderos ingresos de este negocio son sus dueños, nosotros nos quedamos
con los gastos». Responden al argumento de que se conseguirá un gran beneficio
en forma de puestos de trabajo recordando que «los “negocios” que más dinero y
“empleo” producen en todo el mundo son la trata de personas, el tráfico y la venta
de sustancias estupefacientes y el tráfico de armas». «Hay líneas rojas que no queremos atravesar, aunque produzcan dinero y
“empleo” porque valoramos más ese conjunto de valores, ya que ellos dan
vertebración a la sociedad y, a medio y largo plazo, su resultado es mucho
mejor».
De acuerdo con estos hermanos, «otro peligro no menor es poner al país de rodillas ante las grandes
corporaciones extranjeras. Si vamos a cambiar leyes o vamos a crear islas
de alegalidad, como consecuencia de la presión de las grandes multinacionales,
en las que se permitiría hacer excepciones a normas que nos obligan a todos,
realmente perdemos soberanía y la traspasamos a las grandes multinacionales».
El comunicado concluye con una consideración general de lo
más interesante: «Las situaciones de crisis ponen de manifiesto aquello en lo
que estamos fundamentados, sale lo mejor y lo peor del ser humano. Necesitamos
personas, y por ende gobernantes, con criterios que sean creíbles y en los que
podamos confiar. Cuando estos se dejan guiar, principalmente, por estas
soluciones tan a corto plazo, nos damos cuenta de que un pragmatismo sin principios se está levantando y de que la ética, la
verdad, y el bien común, están siendo vendidos a bajo precio».
Sería triste que como
Iglesia Adventista, que desde siempre hemos expuesto los peligros de los
juegos de azar (incluso los de casi todo tipo de juegos, hay que reconocer que
a veces hasta extremos de cierto exceso de puritanismo), no saquemos tiempo para pronunciarnos públicamente sobre este proyecto
de ludopatía, drogas y prostitución que amenaza a la Comunidad de Madrid. Ya
lo están haciendo colectivos sociales, a los que quizá suponemos una menor
concienciación ética, como la Plataforma Eurovegas No. Recordemos que una de
las leyes que el gobierno pretende modificar es la que prohíbe fumar en
espacios públicos. El tabaquismo es un “tema estrella” de nuestra proyección
social. ¿No seremos capaces de pronunciarnos sobre este asunto?
Por
su parte, en mayo de 2012 la Iglesia
Evangélica Española
(IEE), difundía un comunicado sobre la crisis, denunciando las decisiones políticas que
suponen «una obediencia acrítica a una política europea basada en criterios
dictados por el pensamiento económico más conservador y los poderes financieros
que están socavando seriamente el modelo social europeo». Consideran que «nos encontramos ante una crisis provocada por el modelo social
neoliberal que ha derivado en un capitalismo salvaje al que nadie pone
freno» y parafrasean las palabras de Jesús: «No se puede servir a dos amos, no
se puede servir al prójimo (imagen de Dios en el mundo) y a los mercados”.
En diciembre de 2011 la Alianza Evangélica
Europea publicó un
documento escrito por Pablo Martínez Vila, Una ética para el cristiano en la vida pública. En una entrevista en Protestante Digital, el autor destaca
el error de «creer que las implicaciones sociales y políticas del evangelio no
eran cosa nuestra, que los cristianos debemos preocuparnos fundamentalmente de
la salvación del alma (en lo que estamos de acuerdo), pero es indudable que el
evangelio tiene unas consecuencias sociales evidentes». Ahora bien, «la ambición del mundo es una ambición de
poder, mientras que la ambición del creyente es la ambición de poder servir». «En el pasado hemos pensado que ser mansos
significaba ser mudos, y no, ser mansos
es hablar con gracia, con la sal adecuada».
Entre las personas
que recomiendan el documento se encuentra el secretario general de la Alianza Evangélica
Checa, Jiri Unger, quien explica que «la Alianza Evangélica
Europea basa su enfoque sociopolítico en la creencia de que podemos ser radicales y fieles a la
totalidad de las Escrituras sin ser extremistas, superficiales o liberales, y
al mismo tiempo participar en las confrontaciones inevitables de una manera
relacional y respetuosa». El documento ha tenido cierta repercusión social y política en España.
Apena comprobar cómo la Iglesia Adventista, que tanto énfasis ha
realizado desde sus inicios en temas sociales como la salud y la nutrición, la
educación, los valores cívicos, la libertad de conciencia y la integridad
ética, parecería que tiende a permanecer
en una burbuja confesional, en un “gueto” desde el que es difícil alcanzar relevancia social. Así,
comprobamos cómo en ocasiones otros
nos están tomando la delantera, dando abiertamente un mensaje que como
adventistas podemos ofrecer al mundo; mensaje que ha de ir acompañado de un
compromiso real y material hacia los necesitados. Ante una sociedad cada vez
más desorientada y crispada, ante tragedias diarias como los desahucios y la
miseria rampante, ¿nos limitaremos a decir, como otros, que oraremos por ellos para que el Señor los ayude? Como se pregunta
nuestro hermano Keith Burton, ¿Debemos permanecer en silencio?
La única declaración oficial reciente de que tenga
constancia es la del presidente de la Unión Española sobre el cese de violencia por parte de ETA en octubre
de 2011. Seguro que estuvo motivada por las mejores intenciones, pero ¿es este
asunto tan importante como para destacarlo sobre otros?
Ahora que la Unión Adventista Española se ha
propuesto como uno de sus cinco objetivos para el quinquenio “fomentar
nuestra relevancia en la sociedad”, merece
la pena considerar la elaboración de documentos para su difusión pública, basados
sólidamente en la Palabra
de Dios y sus principios, que huyan de todo partidismo y del politiqueo, pero
en los que no se considere tabú tratar asuntos que están en el ámbito social.
Nuestro posicionamiento oficial no se trata de una cuestión de imagen, sino que
es parte de nuestro testimonio, y
por tanto de la evangelización, y
una manera de ofrecer al mundo la alternativa
evangélica de paz, justicia, respeto e igualdad, y de promover una sociedad
mejor. Hacen falta declaraciones, bien documentadas, elaboradas con rigor y con
claridad en los principios, consultando a expertos que puedan asesorar en
cuestiones claves. Y, ya que hoy en día las tecnologías de la comunicación nos
permiten una interacción colectiva inimaginable hace unos años, ¿por qué no
generar tormentas de ideas y debates previos a la elaboración de estos
documentos, de modo que el conjunto de
los hermanos puedan participar con sus aportaciones?
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