viernes, 1 de julio de 2011

“Relihoaxes” (2): La carta de Obama a la Asociación General

Por Jonás Berea, miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día española
(http://yoestoyalapuerta.blogspot.com/)



Publicado también en Café Hispano (Spectrum)

Durante la 59ª Sesión Mundial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Atlanta (Estados Unidos), el recién elegido presidente mundial de la iglesia leyó una carta de Barack Obama, presidente de los Estados Unidos; en este vídeo se puede ver y escuchar el momento de esa lectura (en inglés).

Circula por Internet un mensaje en español (se puede ver en este blog) que ofrece una supuesta traducción de esa carta en estos términos:






«Envío mis saludos a la 59ª Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

A través de nuestra historia la fe y las distintas formas de filosofía han sido importantes en nuestras vidas, nos ayudan a encontrar la visión para ver el mundo y nos dan la fuerza para desafiarnos a preguntar sobre nuestro tiempo.

Ustedes nos han ayudado a alimentar al hambriento, a confortar al débil, y hacer paz en todas partes, levantando sus banderas en tiempos difíciles, de la manera en que enfrentan los desafíos y las oportunidades en este único momento de la historia, confío en que nos unamos en causa común para ayudar a nuestras comunidades a nuestros hermanos y hermanas, espero que se mantengan en expectativa recordándoles que confiamos en que ustedes se unan a nosotros para crear un mejor mundo para nosotros y nuestros hijos cuando seguramente Dios obre en la tierra.

Les deseo todo lo mejor en este maravilloso evento.

Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de América.»




En un artículo de Pedro Torres se ofrece una traducción fiel de la carta de Obama, así como una aclaración sobre el contenido de la misma.


Traducción disparatada

Los errores de traducción son los siguientes:

1. La carta no dice «A través de nuestra historia la fe y las distintas formas de filosofía han sido importantes en nuestras vidas», sino «A lo largo de la historia, la fe ha dado forma a nuestras filosofías, nuestras perspectivas, y nuestras vidas». El término “filosofía” tiene un sentido negativo entre muchos cristianos al entenderse como sistema de pensamiento especulativo y generalmente opuesto a la revelación bíblica (véase Colosenses 2: 8). Pero es obvio que en el mensaje de Obama el término simplemente se refiere a las formas de pensar y afrontar la vida. Y lo más importante es que la carta, en la que se entiende que la primera persona del plural hace referencia a los estadounidenses, no dice que «las distintas formas de filosofía» hayan influido en sus vidas, sino que la fe ha influido en sus perspectivas vitales.

2. El texto original no afirma que esas «formas de filosofía […] nos dan la fuerza para desafiarnos a preguntar sobre nuestro tiempo», sino que «la fe […] nos ha ayudado a encontrar […] la fuerza para enfrentar las cuestiones más desafiantes de nuestro tiempo».

3. La traducción está tan distorsionada, que casi ninguna frase se libra del error. La carta original dice: «[La fe] también nos une para dar de comer al hambriento, consolar a los afligidos», pero según la falsa carta Obama se refiere a los adventistas diciendo: «Ustedes nos han ayudado a alimentar al hambriento, a confortar al débil». En lugar de traducir «poner paz donde hay conflicto», traducen «hacer paz en todas partes», y en vez de «levantar a aquellos que han caído en tiempos difíciles» traducen «levantando sus banderas en tiempos difíciles» (¡!).

4. La principal distorsión se encuentra en lo siguiente. En lugar de traducir «que la fe nos mueva a unirnos en causa común», el texto disparatado introduce una referencia, inexistente en el original, a «nuestras comunidades»; en lugar de «se les recuerda la verdad inherente de que cada uno de nosotros tiene el poder de crear un mundo mejor», el “traductor creativo” pone: «espero que se mantengan en expectativa recordándoles que confiamos en que ustedes se unan a nosotros para crear un mejor mundo» (destacado añadido). De este modo, parecería que el presidente de la Iglesia Adventista está avalando un mensaje en el que el presidente de los Estados Unidos invita a los adventistas a vincularse a su proyecto político, idea que no está en el original.

5. Obama habla de «crear un mundo mejor para nosotros mismos y nuestros hijos, cuando realizamos la obra de Dios aquí en la tierra». La falsa traducción dice: «crear un mejor mundo para nosotros y nuestros hijos cuando seguramente Dios obre en la tierra». De este modo, parecería que Obama estuviera haciendo una referencia a la intervención sobrenatural de Dios en la tierra, quizá en su Segunda Venida, cuando simplemente identifica la labor social de los cristianos como la obra de Dios en la tierra.

Aparte de las faltas de ortografía (que he corregido al copiar el texto), de la espantosa sintaxis y de la puntuación incoherente, resulta sorprendente que en tan breves líneas se puedan acumular tantos y tan importantes errores de traducción. Por ello, uno se cuestiona si se deben al desconocimiento del inglés o al intento de manipular el mensaje original. Estamos por tanto ante un nuevo caso de relihoax, en esta ocasión perteneciente a la subcategoría de los “adventhoaxes” (hace unos años circuló uno sobre Obama y la ley dominical).

La “traducción imaginativa” va acompañada de un comentario, también en un castellano muy deficiente, cuyo autor se pregunta: «¿Por qué el presidente le pide esto solamente a la Iglesia Adventista del Séptimo Día?, muy seguramente porque las demás grandes denominaciones religiosas de EE.UU están alineadas y listas para ejecutar el gran engaño y recibir a Satanás cuando se haga pasar por el Señor Jesucristo». Según él, «la iglesia Adventista es el opositor mas grande a la religión mundial que quiere imponerse sobre el mundo, y sobre sus doctrinas falsas de la “deidad del hombre” o “el dios interior”». Advierte contra la unidad de las iglesias «en torno a la Iglesia Católica Apostólica y Romana» y sus errores doctrinales.

En referencia a la carta de Obama, considera que «el lenguaje es claro “este único momento de la historia” y “preguntarnos sobre nuestro tiempo”, indican que se acerca el siguiente movimiento maestro de estos poderes para adelantar el Nuevo Orden Mundial y para esto necesitan callar las voces que destapan y desbaratan sus planes satánicos de dominación del planeta y destrucción de la humanidad.»


Reflexiones

Ante la difusión de esta “traducción” y los comentarios que la acompañan, me gustaría compartir las siguientes reflexiones:

1. El hecho de que un documento falso se propague por Internet es prueba de la ingenuidad y credulidad de muchos adventistas, que difunden falsedades sin haber comprobado su veracidad. Una vez más es necesario advertir de la necesidad de someter a análisis crítico los mensajes con contenidos llamativos que nos instan a reenviarlos masivamente; en No a los hoaxes (bulos) hay una lista de criterios para identificar un hoax, aplicables también a los relihoaxes.

2. Frente a lo que dice el mensaje que acompaña a la falsa traducción, Obama no ha enviado una carta de este tipo sólo y en especial a la Iglesia Adventista, sino que esta clase de mensajes institucionales son muy comunes. Es más, el presidente de Estados Unidos suele reunirse con líderes religiosos de distintas confesiones, a quienes dirige mensajes similares a éste, o que incluso reflejan un compromiso entre poder político y religioso que resulta realmente preocupante.

3. La carta auténtica del presidente de los Estados Unidos contiene un mensaje institucional que en general no compromete a la Iglesia Adventista, sino que simplemente trata de destacar algunos aspectos de su labor social como algo positivo para la comunidad.

4. Hay en cambio una frase que puede interpretarse como comprometedora: «Se les recuerda la verdad inherente de que cada uno de nosotros tiene el poder de crear un mundo mejor para nosotros mismos y nuestros hijos, cuando realizamos la obra de Dios aquí en la Tierra». El presidente da por hecho que los adventistas realizan la obra de Dios, pero a la vez, con el uso de la primera persona del plural que he destacado, asume que él mismo también la realiza.

5. Cabe preguntarse: ¿Es conveniente que los poderes políticos establezcan relaciones institucionales con las organizaciones religiosas? En principio, considero que el límite de esas relaciones debería llegar sólo a lo indispensable para mantener un marco de libertad religiosa. Una cosa es que el poder político, a modo de cortesía, quiera reconocer la labor social de un colectivo, religioso o no. Pero no es conveniente que el propio poder político se exprese en términos religiosos; aunque el representante político se declare creyente (como es el caso de Obama), en el ejercicio de su cargo debe omitir toda referencia a su posicionamiento confesional.

6. En las delicadas relaciones con los poderes terrenales, otra reflexión que conviene tener siempre en cuenta es hasta qué límites debe la iglesia cumplir el mandato bíblico de someterse y reconocer a la autoridad civil (véase Romanos 13, en especial el versículo 7). Cuando un dirigente político se relaciona con nuestra iglesia, entendemos que lo hace en representación de su cargo, y no de su persona y su programa específico de gobierno. La iglesia puede diferir de las políticas concretas de un gobernante, y aun así aceptar su saludo institucional. Pero siempre cabe el peligro de una aproximación excesiva, o incluso de una identificación de objetivos vergonzosa, como se ha dado recientemente en Zimbabwe. Supongamos que un gobernante que está agrediendo las libertades, pero que respeta los derechos de la Iglesia Adventista, manda un saludo institucional a nuestra iglesia. ¿Cuál debería ser la respuesta? ¿Recibiremos acríticamente este apoyo? Aplíquese ahora esta reflexión a Barack Obama, cuyo gobierno está llevando a cabo una expansión imperial mediante guerras de agresión (ver Adventistas ante la guerra y la paz), y que preside una potencia que está cumpliendo el papel histórico profetizado en Apocalipsis 13.

7. Si aceptamos reconocimientos de los gobernantes, ¿debemos aceptarlos de políticos que estén en la oposición? Ellos en principio no representan la autoridad gubernamental, por lo que si establecen relaciones con la Iglesia Adventista, éstas pueden interpretarse como un intento de instrumentalizarla para encontrar apoyos a su persona y a su programa. ¿Deberíamos buscar, o incluso aceptar, esos reconocimientos? ¿No puede transmitirse la idea de que la iglesia acepta sus programas políticos? ¿No puede incluso generar divisiones entre los miembros de iglesia que tengan posiciones políticas enfrentadas? Considérense, por ejemplo, los mensajes dirigidos a la Iglesia Adventista en 2003 por los entonces presidente republicano George W. Bush y senadora de la oposición demócrata Hillary Clinton.

8. El recibir reconocimientos del poder puede hacernos caer en la tentación de buscar esos reconocimientos, y por tanto pretender agradar a esos poderes suavizando algunos aspectos de nuestro mensaje.

9. En cuanto al mensaje de un adventista que acompaña a esta falsa traducción de la carta de Obama, su estilo es alarmista y exaltado, pero expresa advertencias que no hay que despreciar, como: «Que el Señor nos guarde porque pronto EE.UU. forzará a nuestros líderes mediante leyes de estado para que se sometan al nuevo orden religioso que está por imponerse en el mundo». O: «Este es el comienzo del fin, pronto veremos cómo EE.UU. que en comienzo está hablando a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como cordero, hablará luego como dragón e impondrá las leyes del Estado para lograr el sometimiento de todo el que se “atreva” a oponerse a la agenda mundial».

10. Tras la lectura de la carta de Obama, Ted Wilson termina diciendo: «Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer al gobierno de los Estados Unidos y a todos los demás gobiernos en el mundo por defender la libertad religiosa y de conciencia, gracias a Dios por la libertad religiosa». No habría estado de más aprovechar la ocasión para recordar que hay muchos gobiernos que no respetan la libertad religiosa, y que algunos que sí la respetan, conculcan sin embargo otras libertades igualmente sagradas.