Por Daniel Bosqued
http://yoestoyalapuerta.blogspot.com/
Publicado previamente en la Revista Adventista española, marzo de 2012
Uno de los principios de la Reforma protestante quedó fraguado en la expresión “Ecclesia semper reformanda est”, que significaba que la iglesia siempre debía estar reformándose. Esta máxima, que apareció por primera vez en el siglo XVII, recogía el germen del movimiento y trataba de impedir que –con el tiempo– el protestantismo también quedara estancado en los mismos errores de la iglesia tradicional. Idealmente, este principio de reforma constante debía transmitir un espíritu de mejora permanente y de aplicación contextualizada de los principios bíblicos a las diferentes realidades con las que la iglesia tuviera que convivir.
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Publicado previamente en la Revista Adventista española, marzo de 2012
Uno de los principios de la Reforma protestante quedó fraguado en la expresión “Ecclesia semper reformanda est”, que significaba que la iglesia siempre debía estar reformándose. Esta máxima, que apareció por primera vez en el siglo XVII, recogía el germen del movimiento y trataba de impedir que –con el tiempo– el protestantismo también quedara estancado en los mismos errores de la iglesia tradicional. Idealmente, este principio de reforma constante debía transmitir un espíritu de mejora permanente y de aplicación contextualizada de los principios bíblicos a las diferentes realidades con las que la iglesia tuviera que convivir.